Información sobre los TEA

El Trastorno del Espectro del Autismo es un trastorno neurobiológico que afecta a las capacidades de una persona. Este suele afectar al sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, por lo que genera dificultades a la persona en las áreas de comunicación y conducta.

De momento no se ha definido un origen, únicamente se sabe que hay un fuerte componente genético en su desarrollo. Además los rasgos definitorios no tienen un desarrollo general en todos los casos, sino que cada uno es de una forma según la persona, pudiendo ser en edades más tempranas como más tardías. El TEA acompaña a la persona durante toda su vida, pero sus manifestaciones se ven fuertemente condicionadas por el entorno en que la persona se encuentre, y según los apoyos que tenga. Así, si la persona tiene buenos apoyos y se trabaja de forma correcta sobre sus necesidades se puede reducir en gran medida el impacto que tenga el TEA en su vida y en la de su entorno.

Características Principales

Los TEA, aunque no se desarrollan en áreas fijas de la persona que lo tiene, tienen una serie de características comunes que se pueden trabajar para minimizar los efectos:

  • Comunicación: Normalmente las personas con TEA presentan dificultades a la hora de comunicarse y entender un proceso comunicativo en su totalidad (verbal, no verbal, ironías, dobles sentidos, etc.). No buscan un significado más allá del textual, por lo que a veces se dan situaciones de malentendidos, o incluso que la comunicación no logre el fin que pretende.
  • Interacción Social: Aunque suelen venir derivados por el proceso de comunicación, tienen sus principios en el contexto. Esto se debe a que la relación con la persona, la finalidad de la conversación y el motivo son condicionantes muy importantes que una persona con TEA puede no entender correctamente. Además de estas dificultades de adaptar sus mensajes, el propio hecho de comenzar una conversación también es complejo para ellos, por lo que pueden hacerlo de manera inadecuada.
  • Flexibilidad de Pensamiento y Comportamiento: Como ya se ha comentado, el contexto en que se da un proceso de comunicación es algo complejo de comprender para estas personas. Es por ello que cuando deben adaptarse a situaciones imprevistas les puede generar malestar o ansiedad, por lo que en algunos casos insisten en que las cosas se hagan siempre de la misma manera, haciendo que su patrón de comportamiento sea rígido y repetitivo.

Dentro de la definición de TEA no están solamente incluidas personas con una discapacidad intelectual asociada al trastorno, sino que, por el gran campo cubierto por el término TEA también se ha incluido en él el Síndrome de Asperger, también llamado «TEA sin discapacidad intelectual asociada».

Detección y Diagnóstico del TEA

Detección:

La detección y el diagnóstico de un TEA no son procesos sencillos. Cada manifestación del TEA es diferente según la persona que lo tenga, por lo que no se puede hacer un proceso estandarizado para detectarlo. Sin embargo, mediante la observación en los primeros 24 meses de vida se pueden apreciar señales que identifican un posible TEA.

La mayoría de estos sistemas se fundamentan en si el niño actúa de manera corriente a estímulos determinados con su entorno o no, por lo que una reacción extraña debería poner el punto de mira de la familia y de los profesionales médicos sobre él y prestar atención a su comportamiento. Es muy importante destacar que pueden ser simplemente síntomas aislados, por lo que el proceso de observación es fundamental para poder detectar un posible TEA y diagnosticarlo de manera correcta o descartarlo.

 

Síntomas habituales:

No balbucea.

No saluda con la mano.

No reconoce ni responde a su nombre.

No se implica en juegos sencillos interactivos. 

No dice palabras sencillas.

No responde a su nombre.

Uso limitado o restringido del contacto ocular.

Ausencia de balbuceo social como si hablara.

Ausencia de imitación espontánea.

No señala para pedir cosas.

No mira donde otros señalan.

No enseña objetos.

Respuestas inusuales a estímulos auditivos.

Sigue sin reconocer su nombre ni responde a él.

No dice frases de dos o más palabras que sean espontáneas y no solo repeticiones de cosas que ha escuchado.

Dificultad para mantener el contacto visual en una conversación.

No se implica en juegos compartidos y parece no disfrutar con ellos.

Intervención:

Dado que actualmente no hay un origen del TEA determinado no se puede intervenir de manera científica, y es por ello por lo que tanto a nivel nacional e internacional se recomienda únicamente tratar estos trastornos desde la educación. Es decir, localizar las manifestaciones que tiene en cada persona y, con un plan educativo individualizado, trabajar esas áreas y reducir el impacto en la vida de la persona.

Para lograr que el plan de acción tenga resultado es imprescindible coordinar la educación entre profesionales y familia. Esto se debe a que si una persona trabaja un área de una forma con los profesionales, pero en su casa lo hace diferente, la persona con TEA no tendrá claro cómo debe hacerlo, por lo que seguramente no tendría efecto alguno.

Además, desde Fundación Miradas se insiste en no promover ni divulgar terapias que prometan una mejora o una curación del autismo. Ya no solo porque sean  fraudulentas, sino porque podrían poner en grave riesgo la salud de las personas con TEA, además de generar desconcierto sobre los tratamientos educativos que, por las evidencias previas, sí que han funcionado.